Cráter de impacto en el Sahara
Analizando imágenes satelitales que representan el terreno entre los pueblos de Qaret Had El Bahr y Qaret El Allafa, Egipto, un equipo científico internacional encontró lo que parece ser un cráter nunca antes visto en medio del desierto del Sahara.
El cráter sospechoso, denominado provisionalmente cráter El Bahr, tiene alrededor de 327 metros (1.073 pies) de largo con un borde exterior de 1.027 metros (3.370 pies) de profundidad.
El aspecto se asemeja al de un cráter de impacto estándar, como el famoso cráter de meteorito de Arizona. Los analistas han descubierto rastros químicos que respaldan la teoría de que un evento de impacto de alta energía fue la formación de esta forma de relieve.
Las rocas absorben o reflejan distintas longitudes de onda de luz según el material mineral. Utilizando imágenes de satélite producidas mediante la combinación de distintas longitudes de onda de luz, los investigadores encontraron una alta concentración de ortopiroxeno en las rocas basálticas del cráter, mientras que las rocas cercanas muestran una baja concentración de ortopiroxina.
Este hallazgo indica que las rocas se fundieron y luego se enfriaron gradualmente, formando grandes cristales de ortopiroxeno. El descubrimiento del cráter El Bahr también permitió resolver un antiguo misterio geológico. En 1922, cuando el arqueólogo británico Howard Carter visitó la tumba intacta de Tutankamón, encontró un peto adornado con oro, plata, joyas preciosas variadas y una misteriosa piedra preciosa.
En un principio, Carter denominó la piedra preciosa calcedonia, una variante popular del cuarzo mineral. El geógrafo británico Patrick Clayton estaba explorando el Gran Mar de Arena a lo largo de la frontera entre el Egipto moderno y Libia en 1932. Allí descubrió algunas piezas extrañas de un material original de color verde amarillento no identificado, que coincidía con la piedra preciosa de Tutankamón. El vidrio de sílice del desierto de Libia, como se denomina ahora a la sustancia, consiste en dióxido de silicio casi puro, como el cuarzo, pero tiene una estructura cristalina diferente.
Esto también incluye trazas de elementos poco comunes, como hierro, níquel, cromo, cobalto e iridio.